"Flow, el gato que ya no le temía al agua", en Canal+: la epopeya conmovedora de un gato en un mundo postapocalíptico.

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El joven director letón Gints Zilbalodis, de 31 años, nos invita a una historia sin palabras ni comentarios. Su anterior largometraje, Elsewhere (2020), también adoptó este enfoque para narrar el viaje de un niño que se lanza en paracaídas a una isla misteriosa. Esta vez, todo rastro humano ha desaparecido. La naturaleza ha (re)tomado el control. Por desgracia, también corre el riesgo de ser engullida por la amenazante crecida de ríos, arroyos y océanos. En este mundo postapocalíptico, un gato negro de inmensos ojos amarillos se ha instalado en una casa vacía. Entre sus vecinos, todo tipo de animales domésticos y salvajes van y vienen, ocupados en buscar comida. Poco sociable, el gato mantiene las distancias.
Con la llegada del diluvio, el felino, a quien el agua le repugna enormemente, decide zarpar antes de que sea demasiado tarde. Encuentra refugio en una barca improvisada, a la que pronto se unen otros animales, también asustados por las inundaciones: un capibara narcoléptico, un lémur cleptómano, un labrador juguetón que busca compañía y una ave zancuda solitaria. En la barca, que se asemeja al Arca de Noé, cada uno se ha asignado un lugar específico, cuya defensa requiere atención constante. La desconfianza es esencial, lo que exige no apartar la vista del otro y, por lo tanto, observar sus actitudes, rituales y hábitos. Esto despierta curiosidad y asombro.
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Le Monde